Picamos el ajo y la cebolla y lo ponemos en una cazuela con aceite de oliva cubriendo el fondo y un poco de sal. Lo sofreímos a fuego medio-bajo y añadimos el pimiento bien picado cuando la cebolla empiece a estar transparente. 

Cuando el pimiento empiece a estar blando, ponemos en la cazuela la costilla de cerdo cortada en trozos y la vamos cocinando despacito hasta que se quede blanda. 

Una vez que esté hecha, añadimos una cucharadita de pimentón picante, lo removemos un poco, ponemos el tomate frito y lo volvemos a remover. 

Añadimos las patatas cortadas en cachelos, es decir, pasando el cuchillo un poco y tirando hacia arriba. Sabrás que lo están haciendo bien porque oirás un chasquido. Al romper la patata, posteriormente soltará la fécula y el guiso engordará. Agregamos un poco de sal, removemos y ponemos el agua suficiente para cubrir las patatas casi totalmente. Ponemos el guiso a fuego vivo hasta que hierva y entonces lo bajamos a fuego medio durante unos 45 minutos. 

Si las patatas están cocidas pero el caldo no engorda, machaca una hasta hacer puré y ponla de nuevo en el guiso. 

Cuando estén todas cocidas, retira la cazuela del fuego y deja el guiso reposar durante 10 minutos con la tapa puesta. ¡Que aproveche!